Por
Carolina De Leo
Una
cualquiera, como loca, boca, sola.
Que
anda por piantarse, casi como nosotros.
Una
cualquiera, como sinsonte, horizonte, monte.
Que
se fugó del diccionario, que no venga a la memoria, que pierda su
sentido y que tiemble en el hallazgo.
Que
no escarmiente, que insista en nombrar a la gotera del paraguas y a
la misma lluvia como bendición.
Una
cualquiera, como pluma, espuma, bruma.
Que
conspire para faltarle el respeto a lo que llama, que dé un zarpazo,
que irrumpa en sobresalto, que luego se vuelva disimulo y otra vez lo
de siempre pero distinto.
Una
cualquiera, como antorcha, escarcha, hacha.
Que
con otra presencia y otra prestancia, a préstamo, avive este rato de
vida que nos tocó, como a cualquiera.