Por María Yacobe
De los catorce
departamentos vecinos solo uno está habitado. No sé por quiénes ni
por cuántos. Solo sé que tienen un auto rojo y un perro, o perra, o
perre, que solo deja de ladrar cuando duerme y cuando come. Al menos
eso es lo que intuyo porque, como todo ser vivo, debe dormir y comer
en algún momento.