14.6.19

ESO LLAMADO LITERATURA...

Por Producción Colectiva (*)



La literatura es artificio, puro cuento.




No es producir en el lector una carcajada ni sonrisita cómplice. Es abrir el pecho y deshacer las balas con metáforas. Darles sueños a los buitres y colores a la tormenta. No hay anclas que la condenen al piso ni a la mera materialidad.

Escribir es crear belleza con una birome pensante y una pulsión visceral. La magia de la literatura es que las convicciones más intrínsecas se pueden tergiversar y el cielo puede ser verde si así el creador lo pretende.

La literatura es inconclusa, múltiple y rebelde digna de explorarse en todas sus formas y sabores. Quien te dice que mañana no me leas y estalles en carcajadas





Es un viaje sin destino

Es una hendija para espiar

Es un llamado urgente

Es un rayo que anoticia

Es un abrazo para después

Es un rato a solas habitado

Es un soplo, una revolución

Es de otro orden, de nueva realidad

Es de adentro para afuera

Es de antes y porvenir

Es una mentira de verdad

Es un sueño de papel

Es otro día y otra noche

Es para esta vida





Es contar historias.

Historias mentirosamente imaginadas.

Historias que están ahí y solo hace falta estar atentos para verlas y escucharlas.

Historias de seres anónimos que inspiran historias.

Historias que a veces se ocultan en los rincones oscuros para protegerse de la luz.

Historias que salen de las entrañas y buscan las palabras justas para ser contadas.

Historias mínimas capaces de mezclar lágrimas y sonrisas.

Historias que muchas veces alivian al ser contadas, pero no tanto cuando son recibidas.

Historias que cambian nuestra historia.





Es tu pluma.

Sí. Es tu pluma.

Porque tu pluma es una extrañeza,

una delicadeza.

Y sobre todo, porque tu pluma,

te atraviesa.





Es una tarde de lluvia, una ventana y un libro

o una noche de lectura con los peces de la ciudad.

La suspensión del tiempo y el espacio.

El instante previo a la última frase.

Voracidad, impulso, pulso y pulsión.

También puede ser un helado de chocolate o una cerveza

bien fría en cualquier momento.





Dibujar con palabras vidas reales o pensadas.

Compartir historias de la conciencia colectiva que tenemos como humanidad

Estremecernos con relatos que nos hacen más sabios, sensibles y creyentes de nuestra maldad y bondad.

Descubrir lo ajeno y acercarnos a entenderlo. Colorear los días





Compañía perpetua, imprescindible. Más necesaria que el pan o el agua.

Paisajes, historias, seres animados o inanimados me fueron poblando por dentro ensanchando mis órganos sensibles: olfato para las especias y para las traiciones; escucha para las músicas, el agua y las estrellas y el silencio de los parloteos humanos. Conocí la textura de las nanas infantiles junto a la aspereza de las preguntas que no puedo responder. Me crecieron ojos múltiples como los de una mosca y ni aun así logre ver todo lo que se me ofrecía.

Y de pronto, Cortázar!: otro diccionario, permiso para la aventura y el absurdo.

Podría seguir, pero no quiero cansarte. Prefiero recordar un pedacito de un poema de José Martí:

“…Debes amar la arcilla que va en tus manos… Sólo el amor convierte en milagro el barro.”





Escritura disyuntiva de la infancia de la palabra.

Bifurcación insinuante de la desobediencia del espejo.

Tiranía de la inventiva y erosión del pensamiento.

La literatura es, lo que no es, cuando está siendo

deslealtad con la realidad

escena inútil

palabra espiralada

distancia que aventaja

recreo de la vida

mirada distorsionada

distorsión inquieta

inquietud provocadora

(*) Susana Basilico, Belén Nigro, Carolina De Leo, Héctor Corti, María Gorgoroso, Mary Yacobe, Rosario Rivarola, Julia Azul, Marga Botaya.