6.12.19

TAMBORES

Por Enrique Merelli

      Desde la sur llega el primer golpe de tambor y tras un compás de silencios, el segundo y después otro y otro, hasta convertirse en el ritmo universal que domina desde los pasos y el latido, hasta las olas del mar o los colores del semáforo. En minutos las cuerdas avanzan, como el agua, como las hormigas, como el fuego. Y ocupan toda la calle. Ellos están en la barra, cada uno concentrado en su vaso. El wiski tiene tanto arraigo como el mate en la cultura de este pueblo, por eso el bar tiene dos lados de pura ventana y una pared completamente decorada con cajas de Jack Daniels. Están en la barra, cada uno concentrado en su vaso y ritmando con los pies, en una reacción inevitable. Ritmo y alcohol habilitan la charla que se prolonga por horas.