27.2.18

ESCUPITAJO


Por Nora Vacas

Epígrafe: "Margarita Vergara, mujer que jamás  escupió y encaneció en una noche".

Mi padre deseaba que fuera cuasiperfecta. Perfectible de manera persistente para ser más precisa. Para ello debía partir de una base: preceptos mínimos e imprescindibles.
―Margarita ―me decía con voz dulce― te aconsejo que nunca escupas.
Yo conocía a mi padre. Sabía que no se trataba sólo de un mensaje literal. Además de cercenarme la posibilidad de lanzar un escupitajo, su pretensión era negarme la posibilidad del impulso.
Debo reconocer que su mandato me ayudó a ser reflexiva, a pensar antes de hablar o decidir alguna acción. Al menos hasta ése día en el que desperté agitada. Había soñado con una voz que me repetía sin cesar que apretara el acelerador, mientras unos brazos me zamarreaban haciéndome sentir como mis pies se hundían en un vacío helado.
Me levanté corriendo al baño a lavarme la cara. Sorprendida, observé en el espejo mi cabellera blanca...