Por Raúl
Barros
El
mar, agitado y turbulento,
de
tu alma feroz y rencorosa
presagia
el rayo de tu ira
como
olas furiosas agitadas por el viento.
como
un follaje espeso de caricias,
ni
te alcanza mi voz prometedora
de
momentos felices y cercanos.
Tu
silencio sin palabras y sin gestos
sólo
muestran pavorosas lejanías.
¿En
qué mundo andarán tus sentimientos?
¿En
qué universo estarán tus pensamientos?
¿Quién
puede la respuesta, darme?
Triste
destino del que ama entre tinieblas.