Una foto de Kafka en una esquina de Praga me detuvo. Estaba él parado, solo. También rodeado de otras personas, sentados en una mesa de un bar. El bar "Arcos" de Praga, en la calle Meiselgasse. Los que estaban con él no sé quiénes eran, no hay carteles que los identifiquen. La cara de Kafka es inconfundible, así como su pose. Saco fotos para guardar el recuerdo de ese lugar por donde transitó uno de mis escritores favoritos.