Por María Yacobe
Una mariposa de ala rota agoniza en mi patio.
Su tenue vida aletea sobre la baldosa roja.
Se arrastra en círculos desprendiendo unos polvitos amarillos
que anticipan su fin.
Una bocanada de aire la impulsa hacia arriba,
hasta la media sombra.
Media sombra, media vida, media muerte.
Allí se queda aferrada a una pálida esperanza
No se rinde.
Reconoce la brevedad de su existencia.
La caída es inminente.
En silencio, el final se impone.