27.9.19

TRAGAME TIERRA

Por María Yacobe

      De los catorce departamentos vecinos solo uno está habitado. No sé por quiénes ni por cuántos. Solo sé que tienen un auto rojo y un perro, o perra, o perre, que solo deja de ladrar cuando duerme y cuando come. Al menos eso es lo que intuyo porque, como todo ser vivo, debe dormir y comer en algún momento.
      Yo me imagino catorce familias mascoteras amantes de los perris ¡catorce perrris! ¿No es maravilloso?
      O mitad perris y mitad gatis. Y niñitos. Muchos niñitos asomándose por las ventanas o correteando en los dos patios de la planta baja -porque los patios son dos- y entonces ahí estarán los borregos retozando y gritando, gritando mucho, todo el tiempo y llorando. Porque lloran los niñitos. Y ni que hablar de los bebés ¡cómo lloran!: lloran cuando tienen hambre, lloran cuando tienen sueño, lloran si tienen frío o calor, lloran cuando tienen gases, lloran cuando están cagados. Ya los estoy escuchando hacer coritos y me da como una especie de ternura mezclada con vértigo.


      A estos sonidos, los de los seres vivos, habrá que sumarles los de las máquinas, es decir lavarropas y aires acondicionados: catorce y catorce cuando estén completos. ¡Ah! y no estoy contando los televisores, ni los aparatos que reproducen música ¡hagan la cuenta!

      No quisiera angustiarme pensando en el futuro porque en definitiva, el futuro es incierto y no hay esperanzas de que el edificio desparezca a causa de un terremoto, por así decir. No hay posibilidades. Esta no es zona de riesgo sísmico. No hay montañas. Acá la tierra es más plana que una plancha. Vivimos en la pampa húmeda. A no ser que se le incruste un avión, como a las torres gemelas, en ese caso quedaría como si la tierra se lo hubiese tragado y todo volvería a ser como antes. Esa sí es una posibilidad. Los aviones de Fly Chotis pasan tan bajito…Pero entonces nos tragaría la tierra a nosotros también, por proximidad…y ahí sí. Todo volvería a ser como antes. Como antes de nosotros.