Por
Rosario Rivarola
Hace
más de cuarenta años mi hermano Carlos escribía:
El juego interminable, el día esperado
Yo
rompo todas las reglas
porque
no estoy en el juego del que manda con su propiedad o alquila el
mejor de la playa a costa de la libertad de otros.
Tomo
sus palabras y las uno a las mías y conjuro de a dos.
Atravesar.
Atravesar los miedos, es haberlos tenido de niña y aprendido a medir las fuerzas, empoderándome de ellas.
Por eso, rompo todas las reglas,
no tengo íconos, ni dioses.
Conozco el juego de los que se creen dueños del poder
y los desafío.
Cacareo en sus ambiciones, son trémulos insignificantes.
Reptiles de la miseria, alquilan soles, aguas, venden órganos, niños, aire, como dueños.
Se creen propietarios del cielo y la vida de los otros.
Tienen miedo, viven con miedo, porque saben....
que el día de los justos llegará y …
Atravesar los miedos, es haberlos tenido de niña y aprendido a medir las fuerzas, empoderándome de ellas.
Por eso, rompo todas las reglas,
no tengo íconos, ni dioses.
Conozco el juego de los que se creen dueños del poder
y los desafío.
Cacareo en sus ambiciones, son trémulos insignificantes.
Reptiles de la miseria, alquilan soles, aguas, venden órganos, niños, aire, como dueños.
Se creen propietarios del cielo y la vida de los otros.
Tienen miedo, viven con miedo, porque saben....
que el día de los justos llegará y …
no tendrán perdón, ni
lugar, ni tiempo.