18.7.18

CLAROSCURO


Por María Yacobe

Esperanza es infancia de una vez al año, verano y vacaciones. Diciembre llegando por fin. La casa de la abuela y un jardín con calas y manzanitas verdes.
Café con leche en la cocina y un pan recién horneado. Ramillete salvaje de primos. Una muñeca de trapo perdida en la mudanza. "No llores nena, no llores". La Navidad a los seis años y el Niño Dios que no existe. Pastelitos de membrillo y “en boca cerrada no entran moscas”. El cielo blanco de estrellas y un silencio cómplice. "Callate nena, callate que de eso no se habla". Mis hermanas y yo espantando fantasmas a pura risa en la hora de la siesta.